28 de abril de 2013

En ruinas como Roma.


No sé cuántas veces habré empezado por tus pupilas y habré acabado en el cielo. Cuéntales cuántas veces fingimos ser los mejores en esto del amor y cuántas veces se lo creyó la gente. Cuéntale que otras muchas veces ni siquiera nos hacía falta fingir, porque éramos los mejores.
Diles que tus manos eran el verano que necesitaba el invierno de mi cama. Y que tus ojos hechos Venecia recompusieron mis ruinas como Roma. Diles todas las veces que nos hemos encontrado sin buscarnos. Y cuántas veces fuimos música cuando solo había ruido. Diles que yo habría matado las veces que hubiera hecho falta por seguir en el verano de tus manos y de tu espalda.
Después, hazles un recuento. De cuántas cosas le debo a tu sonrisa, y de todos los alquileres que no he pagado por vivir en tus costillas. Hazles un recuento de cuántos petas nos hemos fumado, y cuántas veces hemos flipado juntos sin ir fumados y de todas las veces que hemos parado el mundo con tres caladas. Hazles un recuento de las veces que el mundo ha girado alrededor de nosotros.

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